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🎓 IA Premium para el fin de semana. Vol 117
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BURBUJA DE LA IA
¿Es este el fin? (Burbuja de IA)
Matthew Berman
Noviembre 2025
Se analiza si la industria de la IA está viviendo una burbuja similar a otras crisis históricas o si, por el contrario, estamos ante una fase natural de crecimiento acelerado sustentada por una fuerte demanda real. Todo parte de la reciente decisión de Michael Burry, famoso por anticipar la crisis de 2008, quien abrió una gran posición en corto contra empresas relacionadas con la IA. Para entender su argumento, el creador explica primero qué es una burbuja económica y repasa sus etapas: desplazamiento, boom, euforia, toma de ganancias y pánico.
Se distingue entre dos tipos de burbujas:
Burbujas destructivas, sin infraestructura real detrás, como la de 1929.
Burbujas de infraestructura, donde la inversión llega antes que la adopción, como el despliegue masivo de fibra óptica en los 90 que luego permitió el auge de Internet.
El análisis sugiere que la IA pertenece claramente al segundo tipo. La inversión en infraestructura es gigantesca: Bank of America prevé que el gasto global en centros de datos hiperescala aumente más de 60 por ciento en 2025 y continúe creciendo después, llegando a 611 mil millones de dólares. McKinsey estima que para 2030 la industria requerirá 6.7 billones para sostener la demanda de cómputo.
La clave no es el tamaño del gasto, sino si existe demanda real que lo justifique. En el frente consumidor, la respuesta es sí. ChatGPT pasó de un millón de usuarios semanales en 2022 a casi 800 millones en 2025, con cientos de millones pagando suscripciones. OpenAI, aunque también vende a empresas, obtiene gran parte de sus ingresos directamente de consumidores. Anthropic crece de forma explosiva en el segmento empresarial, subiendo de uno a cinco mil millones de dólares en ingresos anuales en apenas ocho meses.
Aun así, las empresas en general aún están en fase de pruebas. McKinsey señala que dos tercios no han escalado la IA a toda la organización. El valor existe, pero la adopción empresarial masiva todavía va lenta.
Luego se aborda la crítica de Burry: las compañías podrían estar inflando sus ganancias extendiendo artificialmente la vida útil de las GPU, lo que baja la depreciación anual. Sin embargo, datos de Google y Nvidia muestran que chips viejos siguen usándose a máxima capacidad por la enorme demanda. El verdadero cuello de botella no son los chips, sino la electricidad: Microsoft afirma que tiene GPU almacenadas sin poder encender por falta de energía.
Se concluye que no estamos en una burbuja clásica. Hay riesgo de correcciones, pero la demanda, el valor generado y el despliegue de infraestructura sugieren que la IA es un cambio estructural, no una moda pasajera.
Define las etapas clásicas de una burbuja y argumenta que la IA claramente ha llegado a la fase de auge, con una posible euforia temprana.
El creador distingue las burbujas de apalancamiento destructivo de las “burbujas de infraestructura” como las del internet y los ferrocarriles.
El gasto en IA se presenta como el mayor despliegue de infraestructura de la historia, centrado en centros de datos, chips y energía.
La demanda del consumidor parece fuerte: ChatGPT ha crecido hasta unos 800 millones de usuarios semanales y millones de suscriptores de pago.
La adopción empresarial va rezagada, con la mayoría de las compañías aún en fases piloto en lugar de despliegues de IA a escala.
El rápido crecimiento de los ingresos de Anthropic muestra una verdadera disposición de las empresas a pagar por capacidades de IA.
La crítica principal de Burry se enfoca en los prolongados calendarios de depreciación de las GPU, que podrían inflar artificialmente las ganancias reportadas.
Los chips más antiguos siguen utilizándose por completo y que las limitaciones energéticas, y no un exceso de chips, son el verdadero cuello de botella.
La IA probablemente está en un auge impulsado por infraestructura, no en una burbuja condenada al fracaso, y que el valor a largo plazo justificará las inversiones actuales.